Las eucaristías con el sacerdote Pedro Justo Berrío en la iglesia de La Milagrosa se volvieron un verdadero martirio para los vecinos, debido a que la acogida del sacerdote es tan grande, que desde Envigado y El Poblado, llegan feligreses, en automóviles, que dejan parqueados en el barrio, sin importar si es entrada de garaje o no; además generando grandes congestiones.
Son tantas las congestiones, que ocurren principalmente domingos y jueves, que un día llegaron funcionarios de la Secretaría de Movilidad, y fue el mismo sacerdote que intercedió para que no iniciaran un operativo contra el mal parqueo.
El mismo sacerdote en sus homilías incentiva el uso del taxi e incluso caminar, pero la comodidad para llegar a la eucaristía es la incomodidad de otros.
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